Mucha ayuda para Haití pero no la suficiente

Todavía hay miles de personas que viven en campamentos tras el devastador terremoto de 2010. Foto de la Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

Por Griselle M. Calderón Morales / Revista Latitudes

Las ayudas internacionales, la caridad de otros y un nuevo gobierno, aún no son suficientes para que Haití salga de la pobreza donde se encuentra sumergido.

Desde que ocurrió el terremoto en enero de 2010, Haití comenzó a recibir ayuda de distintos países, incluyendo países que son pobres y en pleno desarrollo.  Además, ha recibido ayuda de varias organizaciones no gubernamentales (ONG), hasta el punto en que se le apoda “el país de las ONGs”. 

La mano que se le ha tendido a Haití incluye dinero, medicamentos, comida, ropa y atención humanitaria para los afectados. 

Hasta el momento el monto que ha recibido el país, salvaguardado en el Fondo para la Reconstrucción de Haití, ha sido 335 millones de dólares, del cual solo se ha desembolsado cerca del 71% según Internet Press Services (IPS), una organización sin fines de lucro que tiene presencia en Haití.  El Fondo para la Reconstrucción de Haití fue creado en el 2010 por el gobierno haitiano, el BID, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Banco Mundial y otros donantes.

Pero, aunque se tenga todo este dinero, la recuperación del Estado es lenta pues se necesita de un gobierno sólido para que el país, justo con las ayudas, prospere y las personas comiencen a recuperar sus vidas rutinarias del pasado.  Al elegir un nuevo presidente recientemente, que intente sacar hacia delante al país las disputas en el gobierno no permitirán que este proceso se dé con más fluidez como por ejemplo, el rechazo de la legislatura al candidato a primer ministro que propuso Michel Martelly, actual presidente de la nación.

Como indicó a IPS el gerente del Fondo para la Reconstrucción de Haití, Josef Leitmann, “tenemos que ser realistas y reconocer que la reconstrucción bajo estas circunstancias excepcionalmente difíciles tomará tiempo”.

El desalojo

A pesar de las ayudas recibidas el problema que está ahora mismo en la mente de los haitianos refugiados es el miedo a desalojo de las tierras donde se han refugiado desde que miles perdieron sus hogares. La situación que transcurre es que la mayoría de estas tierras son privadas y sus dueños las quieren de vuelta o están comenzando a cobrar la renta.  Además, “… si el dueño sabe que una organización sin ánimo de lucro está ayudando a las familias a conseguir la tierra, entonces aumentan el precio (de la renta)”, según Frederic Bonny, residente del campamento Merger localizado cerca de la capital Puerto Principe le contó a Oxfam.  

Por otro lado, la amenaza a más de 100 mil personas según informes develados han contribuido a que familias enteras se muden de tierras en tierras desde que perdieron sus casas.  Según la Oxfam, a medida que las familias y los campamentos, que forman muchas de éstas, se van mudando al ser desalojados, el número de personas va disminuyendo porque algunas volvían a sus casas arruinadas, o por quedarse viviendo con familiares o amistades.   

A consecuencia del terremoto las familias buscaron refugios en las iglesias, patios de escuelas, parques y estacionamientos.  Para mejorar esta situación, Martelly, estableció un proyecto para cerrar seis campamentos que albergan cerca de 25 mil personas, para buscarles tierras donde se puedan establecer.  A razón de esta decisión del primer Ejecutivo del país, la Oxfam pide que se reubiquen a estas personas pero en lugares donde puedan permanecer a largo plazo y que tengan todas las necesidades básicas e higiénicas necesarias para poder vivir sanamente. De manera que también se puedan crear empleos para que los habitantes puedan pagar sus casas y poco a poco vuelvan a la normalidad.

Ayudas y más ayudas…

Tras su historial de pobreza, Haití fue visto por primera vez en muchos años luego que el terremoto de 7.3 grados de magnitud lo sacudiera.  Luego de este incidente natural, la comunidad internacional comenzó a ayudar al país que comparte el río Artibonito con la República Dominicana. 

Pero no solo los países poderosos económicamente y desarrollados como Brasil, Estados Unidos, Canadá, Japón, Noruega y España extendieron su mano, sino que países en desarrollo como Colombia, Nigeria, Omán, Tailandia, Chipre, Estonia y Letonia también dieron su granito de arena, según informó la IPS.

En el Caribe, países como Puerto Rico, Cuba, Republica Dominicana, entre otros brindaron ayuda. Por ejemplo el presidente de este último, Leonel Fernández, envió “colchones, frazadas, medicamentos, agua y alimentos crudos y cocinados” por medio del Plan Social de la Presidencia de la República, según indicara el periódico El Nacional.

Por su parte, la ayuda puertorriqueña ha llegado desde las iglesias, distintas agencias de gobierno y entidades voluntarias como Iniciativa Comunitaria del doctor José Vargas Vidot. Quienes con su entidad han atendido a casi 60 mil enfermos en Haití desde que ocurrió el terremoto y la epidemia de cólera.

Por otro lado, iniciativas de la iglesia Católica como la organización Caritas de Puerto Rico, ha contribuido con el envío de alimentos, transportación de médicos, enfermeros, religiosas y sacerdotes; aproximadamente 100 mil libras de medicinas, restauración de la Clínica de los Paúles, entre otras cosas. Al igual, la Agencia de Servicios Sociales Pentecostales (ASSPEN), inauguró una planta de filtración que ofrece agua potable a más de mil familias de la comunidad de Croix de Boiquets, según El Nuevo Día. Además, la organización Fondos Unidos de Puerto Rico ha brindado $2, 342,210 para ayuda al país vecino de la Isla del Encanto.

A pesar de que ha pasado un año y medio después del terremoto. Todavía Haití sigue recibiendo ayudas, pero no con la rapidez que este país necesita. Por el momento las ONGs, como la ONU, Oxfam, Cruz Roja, entre otras, seguirán ofreciendo sus ayudas, con el manejo de alimentos y la construcción de hogares, escuelas y hospitales para qua los habitantes del país puedan algún día recuperarse del terremoto y de todas las consecuencias que este ha traído.